Sumergimos la lamprea en agua caliente durante unos 20 minutos y a continuación procedemos a limpiarla bien y a rascar su piel pero teniendo cuidado de no pincharla. A continuación debemos retirarle la tripa, dándole un corte longitudinal desde la cabeza hasta la barriga y tirando de los intestinos para que salgan enteros.

En la misma cazuela donde la vamos a guisar le damos unos cortes en la piel a la lamprea, aprovechando toda la sangre que podamos.

En una sartén con muy poco aceite ponemos a pochar una cebolla grande y 8 dientes de ajo muy picaditos, 2 clavos, unos granos de pimienta negra, perejil, unas cortezas de pan y el hígado de la lamprea (si estuviese limpio). Una vez pochado añadimos una botella de vino blanco y lo dejamos evaporar.

Pasamos esta mezcla por el pasapures y se lo añadimos a la lamprea con su sangre en su cazuela, si nos falta líquido podemos añadir un poco de agua. Salamos y ponemos la cazuela a cocer con su tapa, colocando debajo de esta un papel de estraza y dejandola a fuego bajo durante tres cuartos de hora. La dejamos reposar unos cinco minutitos y está lista para comer.

Servimos la lamprea acompañada de arroz blando y unos picatostes de pan frito en aceite.